martes, 25 de enero de 2011

Sigo pensando.

Mis pensamientos son como hebras sueltas. Jesús nació en un contexto de dominación imperial. Si nace en Belén es porque sus padres, obedeciendo la orden romana de censarse, acuden a una Belén colmada. No hay lugar para la pareja salvo un establo.
Jesús crece conociendo que hay una casta llena de privilegios que incluye una buena parte de la cleresía que mantienen una relación de obsecuencia con las autoridades romanas locales. ¿Tuvo influencia en su mensaje ese contexto histórico y político?Sin duda. Su enseñanza no es de este mundo...pero no se trata de una invitación para vivir pendientes de un acuerdo conveniente con el más allá. Si algo es seguro es que su enseñanza es también para este mundo. ¿Cual sería el campo adecuado para practicar el amor al prójimo, el amor al enemigo? ¿Dónde sino aquí mismo hemos de ofrecer la otra mejilla? ¿Dónde podríamos vivir como bienaventurados sino aquí mismo? ¿Donde podrían fraternizar amos y esclavos sino aquí mismo? ¿En qué lugar se harían sentir los cambios profundos que ofrece la buena nueva sino aquí y con el fin de saborear los frutos de la misericordia, de la compasión, de la solidaridad? Hay un sentido profundo de comuidad transformada y transformadora. Y ésto es para aquí, no para allá. El Misterio queda pendiente. pero aquí es donde se plantan las semillas y se recoge la cosecha. Si me han seguido....ya coprenderán hasta qué punto me ha sacudido el libro del Pastor Brian
McLaren ("El mensaje secreto de Jesús") . También tengo muy presente un libro de Jacob Needleman "El cristianismo olvidado". Son golpes al corazón, sin duda.

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