martes, 5 de julio de 2011

¿Quién habrá sido el muerto?

¿Alguno de ustedes fue tan ingenuo de creer los embustes del presidente Bush? ¿O los de Barak Obama? Quiero pensar que no, porque el primero fraguó paso por paso su entrada en Oriente: Afganistán primero, Irak después. La ocupación prosigue y no es demasiado difícil imaginar el infierno que vienen soportando afganos e iraquíes, simplemente porque Afganistán ocupa un territorio sumamente estratégico, un gran paso hacia zonas petroleras bastantes vírgenes todavía y porque Irak sigue siendo abiertamente apetecible. Estados Unidos agotó el suyo pero no agotó su avidez de petróleo aunque sea ajeno para mantener su statu quo. A Barak Obama con su rostro amplio y de "sonrisa franca", un angelito negro de Harvard... yo no le creo nada y confío en que muchos me acompañen. No ha cumplido sus promesas, es demasiado obvio, y siguió enviando tropas a Afganistán. Si hoy está sacando sus tropas, desganadamente por cierto, es porque estas guerras prolongadas están resultando demasiado costosas incluso para el gran Imperio.
Pero su anuncio, clara y serenamente comunicado, de que el pueblo norteamericano puede ¡al fin! vivir tranquilo, al anunciar la demorada muerte de Osama Bin Laden sería abrumadoramente inocente si él fuera capaz de creerse sus propias palabras.
Hace mucho que los del Norte nos fraguan cuentos usando la tecnología ( que en sí msma es neutra, casi inocente) pero este último es uno de los más difíciles de creer.
¿Ustedes pueden imaginar al tan escurridizo Bin Laden esperando tranquilamente que los marines lo visiten en su casa pakistaní acompañado de sus tres esposas y sus dieciocho hijos, sin guardia, sin armas, practicamente un regalo para sus constantes perseguidores? (Fueron ¡ once años!). Lo mataron desarmado, y con una velocidad de máxima eficacia se deshicieron del cuerpo, arrojándolo al mar. Pudieron detenerlo y hacerle un juicio. Al ex socio iraquí Sadan Hussein por lo menos le fraguaron un juicio y lo ajusticiaron ante las cámars de TV. Nadie puede dudar de que Sadan está muerto. La pregunta que me hago, y hablo por mi, es...¿quién sería el desgraciado que perdió la vida y sus ritos funerarios de tan ignominiosa manera? Hay quien se creyó todo como el presidente peruano Alan García, proclamando que la muerte de Bin Laden era el primer milagro del recién santificado Juan Pablo II. Pero la gran verdad no proclamada es que los príncipes de la insaciable codicia empujan a los gobiernos inclusive al de Estados Unidos a arrojar a sus pueblos a extremas calamidades. Descuido de salud y educación, desempleos sin esperanza, flexibilidad laboral, esclavitud. Europa se endeuda para salvar y financiar los Bancos dando como única esperanza a las mayorías...ajustes. Baja de salarios y pensiones, más despidos en un mundo donde hace rato que las máquinas le vienen robando el trabajo a la gente. A esos presidentes no les creo pero sí le creo a la indignación de los pueblos tan humillados y ofendidos. Ellos serán los que gritando "¡Bastaaa!" le den el golpe de gracia al sistema.