domingo, 28 de agosto de 2011

Parábola.

Un 1% de la humanidad acapara todas las riquezas, todo el poderío económico. Sobrepasa la imaginación, pero también la desafía. ¿Quiénes son aquellos que juegan con una "ingenua" omnipotencia", olvidando su temporalidad, su vulnerabilidad, su irrefutable finitud? En realidad sabemos quiénes son, la verdad ha decidido estallar, y las máscaras caen. Se juntan en clubes exclusivos, pretendidamente secretos...pero en esta era "Internert", con la extraordinaria complicidad de WikiLeaks, y un área sin duda residual de auténtico periodismo, no hay simulación posible. Sin duda a tales poderes no les llega nada y siguen enfrentado sus errores finacieron con más de la misma fracasada fórmula pero, en tanto, la asistencia es para las casas bancarias, los gobiernos son rehenes del FMI y salen del paso muy obedientes con políticas de ajuste, generando pérdidas, desempleos y oscureciendo el futuro de los jóvenes. Grandes masas populares de Europa y Estados Unidos están sufriendo sin percibir salidas inmediatas. Pero hay áreas del planeta donde el dolor y la desesperanza es más grave y me refiero al hambre. A esta altura no pretendo decir nada nuevo. Pero pienso en tanto "blanco y "cristiano" bien instalados en las cumbres de las decisiones. A esos en especial (que seguramente no me van a leer) y sí a los obsecuentes que los adulan y que aspiran a ser como ellos dedico la siguiente parábola de Jesús, según San Lucas) y no piensen que me instalo en alguna altura para transcribirla porque la lección del gran Maestro es para todos, para cualquiera sin excepción. Ahí va.
"La parábola del rico insensato": Les dijo entonces una parábola: " Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¡Qué voy a hacer? No tengo donde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a hacer ésto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años, descansas, come, bebe y date buena vida". Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?" Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".