sábado, 6 de noviembre de 2010

No confundamos. No me confundan.

Ya he expresado mi adhesión a determinados comportamientos y estrategias políticas dirigidas a dar fuerza a la región, o sea a una deseable unidad de América del Sur, del ex Presidente Néstor Kirchner recientemente fallecido. Así como el haber empujado fuera de la Argentina la pesada influencia del FMI. Para mí, observadora uruguaya con residencia permanente en Argentina, sin intenciones de perder mi ciudadanía oriental, el principal interés está en el futuro de nuestra América, en la consideración de los diversos modelos políticos que se están ensayando.Creo que hay algunos importantes aciertos en la gestión de la sucesora, la Presidenta Cristina Fernández. La creación de un Ministerio de Ciencia y tecnología, el llamado al retorno de científicos argentinos, los indudables beneficios a la clase jubilada, el subsidio por hijo que está favoreciendo más presencia en las escuelas y en los secundarios, el ajuste a la fracción más privilegiada de la clase terrateniente, cuya furia es divertidamente comprensible, la invitación a los que ganan más a pagar los debidos impuestos en lugar de extrañas y evasoras triangulaciones, el intento de que las empresas , dando cuenta de sus verdaderas ganancias, destinen un porcentaje de participación a los trabajadores. Todo éso me parece excelente en la gestión de ambos gobiernos que, a partir del 2003 recibieron una herencia maldita de las gestiones previas, incluyendo el proceso de la dictadura. Pero...no me parece suficiente. El planeta se desenvuelve en una estado de emergencia grave y continua donde se intentan resolver gravísimos problemas sociales y de trabajo con más de lo mismo. Aquí las tendencias neoliberales, amigas de los ajustes, tercerización, flexibilidad laboral, trabajo en negro, mantienen sus fauces bien abiertas aguardando cualquier debilidad del gobierno conformando una oposición sin verdaderos argumentos, incapaz de proyectos con un mínimo de consistencia. El gran tema a resolver parece provenir de raíces muy profundas, de causas muy lejanas, demasiado para unos pocos años de gestión gubernamenteal bien intencionada, casi idealista. Porque el sistema no ha cambiado ni me parece que haya intenciones o probabilidades presentes de ir hacia el cambio realmente necesario. La pregunta sería: ¿la democracia tiene sustentos suficientes para ello? El viejo y más que idealizado modelo democrático de la Hélade...no puede seguir "encantando" la credulidad de tantos que olvidan que la Democracia era un acuerdo entre hombres, con las mujeres relegadas en sus gineceos, como quien dice en casa, y las fuerzas del imprescindible trabajo eran las de los esclavos. Y llego a la gran pregunta: siendo por su misma naturaleza un modelo excluyente....en estas democracias ¿quiénes siguen tomando el lugar de los esclavos? Sigue ensombreciendo el mundo el grito presente del pueblo francés, de su clase trabajadora: "de casa al trabajo, del trabajo a la tumba" con una angustiante y abrumadora inseguridad laboral que se expande por Europa y Estados Unidos con altísimo porcentaje de desempleo. ¿Estamos suficientemente lejos? ¿Por qué Cobos, en un acto ya impensable de dignidad no se retira, y deja de esperar, la primera debilidad de Cristina? ¿Por qué los Magneto y Mitre sabotean la realización plena de la ya aprobada Ley de Medios? Ellos siguen esperando porque todavía no se ha tocado el verdadero fondo de lo que está en juego, el futuro de Argentina. Esta es la razón porque con respeto y reconocimientos parciales, no puedo ser plenamente incondicional de este gobierno que me inspira simpatía. Incondicional, no. Ni aunque pudiera votar.

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