No mío. No escribo poemas sino cuentos. La única vez que intenté escribir uno mi querido guía Don Paco Espínola se enojó conmigo. Me dijo: "Usted siga con lo suyo, niña. Los poemas no son para usted. Usted es más pícara que bonita". Ese escritor maravilloso era el asesor de cultura del Canal 5, el canal del Estado, que emitía desde Montevideo. Allí trabajábamos los dos y me honró con su amistad además de velar por mi escritura. Cuando la dictadura cambió todo, Don Paco hacía cosas tan subversivas como comentar en cámara "La Odisea" y "El Quijote". Pues se le levantó el programa y lo arrinconaron hasta su final.
De manera que no intenté nunca más atreverme con poemas. Pero sí saboreo, siento sus dulzuras en la lengua y su música en mis cuerdas vocales. Así que, en homenaje a todos los mineros de este mundo, hombres con temple si los hay, transcribo un fragmento de La Rueda del Hambriento uno de los Poemas Humanos de nada menos que César Vallejo, poeta incomparable, de lo más grande en nuestro idioma.
Los mineros salieron de la mina
remontando sus ruinas venideras,
fajaron su salud con estampidos
y, elaborando su función mental,
cerraron con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo.
Era de ver sus polvos corrosivos!
Era de oír sus óxidos de altura!
Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca
( Es formidable! )
El orden de sus túmulos,
sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,
agolpáronse al pie de ígneos percances
y aireante amarillura conocieron los trísticos y tristes,
imbuídos
del metal que se acaba, del metaloide pálido y pe-
queño.
Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.
Loor al antiguo juego de su naturaleza,
a sus insomnes órganos, a su saliva rústica!
Temple, filo y punta, a sus pestañas!
Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios!
Felpa de Hierro a sus nupciales sábanas!
Mujeres hasta abajo, sus mujeres!
Mucha felicidad para los suyos!
Son algo portentoso, los mineros
remontando sus ruinas venideras;
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo!
Loor a su naturaleza amarillenta,
a su linterna mágica,
a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos,
a sus ojazos de seis nervios ópticos
y a sus hijos que juegan en la iglesia
y a sus tácitos padres infantiles!
Salud, oh creadores de la profundidad...!
miércoles, 20 de octubre de 2010
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