El poema "Un futuro que no es el nuestro" fue escrito por Monseñor Oscar Romero, Arzobispo que fuera asesinado en El Salvador mientras repartía la Comunión. Lo encontré en un libro que literalmente me vino a las manos en la librería de unos buenos amigos. Suele pasarme muchas veces. Ciertos libros me llaman, o alguien saca uno del estante y me lo muestra con una sonrisa. Recuerdo una época en que buscaba información acerca de la Oración de Jesús. Una desconocida me puso en las manos "La oración del corazón", preciosa obra de unos religiosos franceses. Esta vez, el libro en cuestión se llama "El Mensaje Secreto de Jesús" de Brian D. McLaren, apasionante y esclarecedor al punto que lo leí y releí deseando que no tuviera final. Agradezco al autor haber seleccionado e incluído el poema citado en su obra. Ahí va. Al copiarlo pensaré en mi amigo y excelente actor, el último director que tuvo el maravilloso Radioteatro del Sodre, en Montevideo: Juan Carlos Ivanovich. Dicho ejemplar radioteatro fue creado por Justino Zavala Carvalho (hijo del dramaturgo y creador de nuestra Comedia Nacional Justino Zavala Muniz), dirigido mucho tiempo por Júver Salcedo hasta pasar la dirección a Juan Carlos. Después un consejo directivo insensible lo clausuró, como clausuraron la Biblioteca del Instituto...por considerarla obsoleta y dar lugar a una videoteca. (Para llorar; los políticos no idóneos jamás deberían asomarse a una institución de cultura).
De vez en cuando, nos ayuda dar un paso atrás
y contemplar el vasto panorama.
El Reino no solamente está más allá de nuestroa esfuerzos,
sino que trasciende nuestra visión.
Cumplamos en nuestra vida solamente una ínfima fracción
de la magnífica empresa que es la obra de Dios.
Nada de lo que hacemos es completo,
lo cual es una forma de decir
que el Reino siempre nos trasciende.
Ninguna declaración expresa todo lo que puede ser dicho.
Ninguna oración expresa totalmente nuestra fe.
Ninguna confesión deviene en perfección...
Ninguna meta o serie de objetivos incluye la totalidad.
Eso es lo que proponemos:
plantamos las semillas que algún día brotarán.
Regamos las semillas que ya han sido plantadas,
sabiendo que contienen una promesa futura.
Echamos los cimientos que necesitarán posterior desarrollo.
Proveemos la levadura que produce efectos más allá de nuestras aptitudes.
No podemos hacerlo todo,
y al darnos cuenta de ello nos sentimos liberados.
Eso nos permite hacer algo y hacerlo muy bien.
Será incompleto pero es un comienzo,
un paso a lo largo del camino,
y una oportunidad para que la gracia del Señor se manifieste y haga el resto.
Quizá nunca veremos los resultados finales...
Somos los profetas de un futuro que no es el nuestro.
Para tí, en tu cumpleaños, Juan Carlos Ivanovich. Como nos une la Fe no hay necesidad de decir nada más.
viernes, 14 de enero de 2011
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