martes, 1 de febrero de 2011

¡Faltaba más!

Cuando era chica, Punta del Este era un lugar realmente bello, lleno de encanto. Fue creciendo, se llenó de torres y de hoteles de lujo, así como de mansiones de ricachones que las habitan un par de meses cada año. Para los soñadores, pasear por sus playas en invierno, con el debido abrigo, en el silencio que se filtra entre el vocerío de las olas reaparece mágicamente la verdadera, la esencial Punta del Este, libre de multitudes frívolas y ruidosas que la secuestran cada verano. En verano solamente algunos urugayos la disfrutan equiparándose a cierta seudo aritocracia argentina que año a año alimenta la ilusión de que Punta del Este le pertenece tanto como Mar del Plata. (Claro, Mar del Plata le sacó la exclusividad haciendo lugar a veraneantes de otras clases sociales, trabajadores de vacaciones, gente de clase media. Seguramente Perón debe haber tenido algo que ver). Uruguay oficial agradece las divisas que genera el masivo turismo (vienen de Brasil, del Imperio del norte, hasta de Europa y así casi siempre hay alguna presencia principesca de segunda, para hacer brillar más las recepciones que son la liturgia puntaesteña). Los que trabajan, sirven, cocinan, la mano de obra sí es uruguaya, sobre todo de Maldonado, gente que sólo logra emplearse en la temporada alta y, a veces, en la baja. Pero el territorio es plenamente uruguayo. Y llegará el día en que todo uruguayo pueda disfrutar de la renombrada península, ir a la isla Gorriti, enamorarse de los lobos marinos y de los caprichos del agua, mansa y brava al mismo tiempo. Pero...todo forma parte de un devenir inquieto, y lo que está arriba se cae y lo que está abajo se levanta, y nadie se engañe que definitivo no hay nada.
Ahora bien ¿por qué estas reflexiones? Les cuento: la seudo prensa argentina, la esclava de los monopolios, se ha mostrado altamente escandalizada por la presencia en el lujoso balneario que sienten tan argentino y tan exclusivo de sus clases altas, de una mujer que no pertenece a su clase. ¡Horror! Se trata de una líder social y política, que ha levantado la dignidad de trabajadores esclavizados en Jujuy, esclavos de las plantaciones azucareras de grandes familias, mal pagos, con hoyos cada setenta metros para sus necesidades. Resulta que una colla con la fortaleza del viento les hizo ver quienes eran y todo cambió. Se crearon cooperativas, se levantaron viviendas dignas, centros de esudios y de creatividad y se produjo un gran despertar. De manera que el escándalo que ha sobresaltado a tantos no comenzó, por cierto este verano. Lleva bastante tiempo. Y ella, la escandalosa, es Milagro Salas quien, en realidad, da que hablar todo el tiempo porque, además es amiga de la Presidenta Cristina Kirchner. Pero ahora el colmo inaceptable para esa prensa barata es que Milagro Sala, sin poncho, con un dos piezas simple y gris, se dejó ver en el Conrad (¡Santuario!) para ver el recital de Charlie García. Y calcularon el costo en dólares de la entrada y lo que gastó en un pancho y en un refresco ( también en dólares!!!!!!!). ¡La invasora se salió de su lugar y es inconcebible!
Vivo en Argentina, casada con un argentino y los dos admiramos a esta gran mujer. Y, particularmente, como uruguaya que no le cedo nada de mi territorio a nadie, declaro que me siento orgullosa de que semejante mujer visite mi país, y de que disfrute del recital de un músico que admira en un buen hotel y que gaste y coma lo que se le cante. ¡Y que no de cuentas a nadie! Alguien que trabaja como ella merece gozar de los placeres de este mundo y su presencia nos honra, destacándose, entre tantos ociosos que difilcimente podrían dar cuenta de sus ganancias. Pero es como dice mi amigo Orlando Barone, por encima de todo, es su peso político lo que espanta en ese contexto. Lo hecho...hecho está.

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