viernes, 12 de febrero de 2010

La escritura perdida.

Siglos que no escribo una carta. Mi correo está muy activo pero, de pronto, alguien me anuncia que ha decidido no usar su e-mail. El anuncio tiene un porte y una firmeza de renuncia, como si ingresara en un monasterio. Me escribe en la pantalla por última vez " si querés saber de mí comunicate por carta, si, con papel y pluma, creo recordar que hace centurias tu objeto de poder era una parker vieja. Así que dale, escribí y yo te contesto. Quiero recuperar la emoción de un sobre con mi nombre, la emoción llena de curiosidad de abrirlo sin mirar el remitente, porque una carta es siempre misteriosa. Ahora lo único que me trae el cartero son facturas. Así que ...basta ". De manera que, porque a Gloria la quiero mucho, no me queda otra que salir a comprar una rezma de hojas y algunos sobres. Pero también un cuaderno para hacer caligrafía. Porque lo que queda de mi letra manuscrita ni yo la entiendo casi. Primero que nada tengo que encontrar mi parker mitad color púrpura, mitad de oro. Fue algo que recogí de una herencia muy graciosa. Muerta la tía de mi pareja de hace décadas (me voy ubicando en el tiempo real) como era soltera los sobrinos se despedazaban por repartirse sus cosas. La mujer, hija de un cambista poderoso, tenía muchísima plata y, en lugar de tirársela viajando, se hacía traer encomiendas de todo el mundo. Cuando abrieron los roperos y las cómodas encontraron frascos de extractos franceses como para instalar una perfumería de lujo, sin abrir, juegos apilados de sábanas de seda de todos los colores que jamás usó, lindas para revolcarse y ahí estaban dobladitas, modositas. La contienda fue grande y Ernesto sacó lo que pudo y, pensando en mí, tironeó a una de sus primas la famosa parker mitad oro que usé mucho tiempo antes de que toda esta tecnología se me viniera encima y me capturara. Si algo de lo que llevo escribiendo y publicando tiene algún interés, pensándolo bien, lo que me dió más placer (hay quien dice que fue lo mejor) fue manuscribir de madrugada, iluminada con velas, un librito breve que salió de la parker. La parker tenía un contacto especial con mi mano y posiblemente línea directa a mi corazón. La pluma parecía acariciar el papel y si miro aquellos borradores...mi letra se veía pareja, agradable, armónica, un verdadero dibujo. Ahora estoy haciendo ejercicios. La mano se me puso desobediente y garabatea en lugar de escribir. Pero tengo que hacerlo por esa amiga rebelde que tal vez me está mostrando una parte del camino de regreso a casa.

1 comentario:

  1. Qué alegría encontrarte como bloguera. Que emoción poder volver a leerte. Te recuerdo en aquellas mañanas de "Nuestra Casa" en SODRE CX 26 yo del otro lado de la vieja radio de madera escuchando tus relatos en el viejo comedor húmedo y frío de mi casa paterna. Te recuerdo en mis visitas a las oficinas de la biblioteca del SODRE, nuestras charlas y tu amor inmenso hacia esa bohemia adolescente eterna que escribía poemas y soñaba con ser escritora. Te recuerdo en mis visitas a tu pequeño lugar allá en la calle Mercedes creo, tus cuadros de ángeles, tu amor por el arte y todo lo que me enseñaste. Te recuerdo en mi última visita antes de tomar el vuelo Pluna Varig de las cinco de la tarde rumbo a México...Angela, que alegría leer tu escritura esa escritura que no te define pero te muestra.

    Un abrazo de tu ovejita perdida :) que usaba lentes redonditos al estilo John Lennon y te admiraba tanto!

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