lunes, 10 de agosto de 2009
Como relacionarse con un dragón.
Cada uno puede encontrar su propia manera. Es suficiente experimentar una cierta empatía con esos guardianes tan poderosos que pueden pulular en nuestro interior entre los huecos de nuestra sombra. Mi historia con los dragones comienza cuando tenía seis años. Mi abuela me regaló un grandioso libro de cuentos maravillosamente ilustrado...hasta que me encontré con la imagen de un feroz dragón. El libro se me cayó de las manos. El dragón se convirtió para mí en una figura indeseable, en una criatura temible que, por años, eludí contemplar y considerar siquiera. Después, muchos años después, leí un cuento que me reveló el potencial maravilloso del dragón a través de la historia de un príncipe pequeñito que hubo de medirse con el gran depredador de su pueblo. Negociaron y el dragón se quedó en ese pueblo como quemador oficial de la basura, sirviendo a la población y feliz de usar sus grandes llamaradas y liberado de matar al tal príncipe. Entonces comencé a negociar con mi dragón interno que una lectura del I Chin me reveló. Por años dibujé ángeles y los fui soltando por todas partes hasta que un día...me encontré pintando un dragón. Lo puse frente a mí e hicimos una gestión de gran amistad. Yo lo dejo vivir, flamear y él cuida de mis abismos internos. Tu verás cómo te entendés con tu dragón. En una película vi a una princesa que defendió a un dragón hembra y a su cría y los defendió de los depredadores humanos. Para pensar. ¿De qué lado querrías estar? Hasta cualquier momento. Ah, una cosa más: busca los Poemas de Amor de mi compatriota Idea Vilariño que nos ha dejado recientemente con 89 años. Hónrala y hazte ese maravilloso obsequio de leer esos poemas hermosos, atormentados y llenos del fuego de los grandes dragones enamorados. Aclaro:vivo en Buenos Aires, casada con un argentino, pero soy bien uruguaya, de Montevideo. Chau.
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